Integración de la RSC en el modelo de gestión interna de la CHE

Como hemos visto, la RS se puede entender como un conjunto de prácticas, actitudes y consideraciones que una organización adopta en el ejercicio de sus funciones y actividades, en clave permanente de sostenibilidad social y medioambiental. Pues toda organización es una entidad con responsabilidades, derechos y obligaciones, la RS debe ser considerada como una responsabilidad ética y social, como el medio para la generación de valor medioambiental y social, además del valor estrictamente funcional, administrativo u operativo, que a cada cual y a cada área le corresponda ejercer.

Dada su función social clave, existe la oportunidad y la necesidad de que la Administración se aplique a sí misma los principios de gestión vinculados a la RSC, ejerciendo un papel de liderazgo en gestión responsable. Además, la aplicación de principios y líneas de actuación vinculadas a la responsabilidad social y al buen gobierno pueden contribuir en gran medida al cumplimiento de otros principios legales como son los de eficacia y eficiencia (“No hay Eficiencia sin responsabilidad Social” [1]). Y por otro lado, la aplicación de estos preceptos y prácticas pueden contribuir a mejorar el nivel de confianza hacia el Organismo, y contribuir a mejorar así la reputación institucional.

De este modo, las cuestiones dentro de los ámbitos de sostenibilidad, éticas, de buen gobierno y de transparencia cobran una especial relevancia, así como la apertura de vías y posibilidades para una participación ciudadana más directa.

Por otra parte, como cualquier otra entidad, las Administraciones públicas generamos impactos (sociales, laborales, ambientales, económicos, etc.), a través de nuestras actuaciones, en el desarrollo de su rol como consumidoras de bienes y servicios, como empleadoras o como responsables del diseño de políticas públicas. En este sentido, debemos conocer cuáles son estos impactos y encauzar la gestión para maximizar los posibles efectos positivos que genere nuestro quehacer, y minimizar en la medida de lo posible los efectos negativos que pudieran derivarse.

Así, la Responsabilidad Social Corporativa proporciona a la Administración pública una oportunidad de mejora, y una visión más amplia de cuáles son sus responsabilidades y contribuye a dibujar una hoja de ruta para abordarlas.

La promoción del desarrollo sostenible y de la RSC entre las empresas por parte de las Administraciones públicas

Por otra parte, la Administración, como impulsora de políticas públicas y de marcos legislativos en los que actúan no sólo los ciudadanos, sino también las empresas, ocupa una posición privilegiada para facilitar el desarrollo de la RSC.

De esta manera, puede contribuir a mejorar –a través de los principios anteriormente vistos-:

  • La Rendición de cuentas y Transparencia;
  • La Participación Pública, Ciudadana y de los Grupos de Interés;
  • Comportamiento-acciones en clave de Sostenibilidad;
  • El Compromiso ético;
  • Mayor consideración a todos los grupos de interés o partes interesadas (empleados, usuarios, colaboradores, contratistas, ciudadanos y la sociedad en su conjunto).
  • Respeto a la legalidad

Estos principios deben considerarse dentro de la gobernanza de cada organización, con un enfoque amplio, integrador, que abarque aspectos tan variados como las prácticas laborales respetuosas; las medioambientales; las de interacción con proveedores, usuarios, y otros grupos de interés; y, la participación activa y contribución al desarrollo de la sociedad.

La Estrategia Española de RS añade

“(…) debe ser responsabilidad de las Administraciones Públicas:

• Velar para que la asunción de la responsabilidad social por parte de las organizaciones sea real y cumpla con los criterios de materialidad.

• Impulsar la difusión de la RSE para que ésta llegue al conjunto de la sociedad.

• Velar porque la RSE vaya calando en todos los estadios del tejido productivo sin que ello suponga la inclusión de nuevas cargas administrativas o de otra índole.

• Erigirse como claros ejemplos de entidades responsables en todos y cada uno de sus ámbitos de influencia.

Recordar, por último, que el modelo europeo EFQM para la Excelencia de las organizaciones está íntimamente ligado a la RS, pues concretamente, uno de sus conceptos clave es “asumir la responsabilidad de un futuro sostenible”.

Todo esto precisará de cierto grado de auto exigencia, que se plasmará en:

  • un Plan Estratégico de RS, y
  • un Plan Operativo de RS o de Actuación.

Los pasos previos requerirían de:

  • Un diagnóstico o situación de partida de RSC en la Organización:
  • La intervención de un equipo de trabajo;
  • El Compromiso de la Dirección para la asunción e implantación de un Plan de Actuación;
  • La Formación adecuada en RSC de cuantos miembros de la Organización sea posible;
 

[1] Antonio Argandoña, 2007. Cátedra CaixaBank de RSC